LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA GOMERA : DESDE EL SILBO, HASTA LA RADIO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.
El silbo
La isla de La Gomera ha conservado hasta nuestros días una forma de comunicación
única en el mundo, que es el silbído o silbo gomero.
Seguramente esta forma de comunicarse, articulando plabras a través del silbo, viene
desde nuestros antepasados, los aborígenes canarios, que para superar las dificultades
de comunicación en una isla tan abrupta y de orografía tan accidentada, surcada por
profundos barrancos y elevadas montañas, tuvieron que ingeniar esta forma de lenguaje
silbado que, precisamente, por la profundidad de esos mismos barrancos que hacían de
amplificadores o cajas de resonancia, adquirían la potencia necesaria para llegar bastante
lejos.
Esta forma de lenguaje, ha tenido tal trascendencia que ha llegado hasta nuestros días,
momento en que las nuevas tecnologías lo hacen ya innecesario, pues poco a poco se
han ido modernizando los medios. Primero fue el telégrafo, luego el teléfono, la radio, la
televisión, el móvil, internet, la videoconferencia, etc….
Y en estos tiempos ya casi no se usa el silbo para comunicarse, salvo en algunos
caserios aislados de La Gomera, a los cuales no llega la cobertura de telefonía móvil. Por
eso el silbo ha quedado ya como simple curiosidad y como un venerado objeto de
museo de las comunicaciones en La Gomera, hasta tal punto que se temíó por su
extinción, por lo que las personas que tenían conciencia de ello, tomaron la desición de
rescatarlo del olvido y de la decidia.
Ahora se enseña en las escuelas de la Gomera y de otras islas, más que nada como un
elemento que forma parte de nuestra identidad y para evitar que desaparezca como
vestigio cultural de gran notoriedad autóctona.
En septiembre del pasado año 2009, el día 30 concretamente, fue reconocido el Silbo
Gomero por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Esta circunstancia nos ha llenado de orgullo a todos los canarios, especialmente a los
que somos gomeros y hemos hecho uso, en tiempos anteriores, de este medio de
comunciación.
¿Quién me iba a mi a decir que el silbo llegaría a tanta altura de reconocimiento, siendo
como fue repudiado por las capas sociales más altas, por ser un elemento de
comunicación de gente aislada, en la pobreza y en la vida pastoril?
Recuerdo hacer uso de él cuando en mi familia me mandaban a cuidar las cabritas, allá
en la desértica costa de Los Almácigos, cuando apenas contaba con ocho años de edad.
A esa edad aprendí a silbar y ahora sonrío al recordar ese día cuando al llegar la
noche, tenía el dedito hinchado y dolorido de tanto practicar. Luego ya nos vinimos para
Tenerife y el silbo quedó olvidado. Hoy ya no soy capaz ni de intentarlo.
También recuerdo a mi abuelo, la gran potencia de su silbido, que habitualmente usaba
para dar recados a sus vecinos de las otras lomadas de Arguayoda, El Drago, La Manteca
e incluso, La Dama, silbando desde el tejado de la casa donde viviamos.
El teléfono
Sin embargo yo recuerdo que en la casa de Los Almácigos, que era de don Álvaro
Rodríguez López, siempre hubo teléfono. Era el único que había por aquella zona y
estaba conectado a la centralita de Alajeró, que la regía doña Mariquita Trujillo, una
señora entrada en años, que tenía gran habilidad con las clavijas antiguas de teléfonos.
Otro personaje relacionado con la línea de teléfonos era “el corredor de la línea” que
recuerdo que aparecía caminando por la línea de los postes, revisando por si hubiera
alguna avería. Vestía con mono azul marino y traía unas correas y cuerdas enrolladas
con las que se ayudaba para subir a los postes. Luego llegaba a casa, saludaba con
cariño, pues era como de la familia _lo llamábamos Machín _ tomaba agua fresca de la
talla, se lavaba las manos en la palangana que estaba en el patio y almorzaba con todos
nosotros.
A mi me encantaba quedarme después en la sobremesa escuchándole contar historias.
El aparato de teléfono era negro, brillante y estaba a la entrada de la casa, casi detrás de
la puerta, en un lugar privilegiado y como reverente, por alto, montado sobre un cajetín.
Su sonido era potente y su ring ring se escuchaba desde fuera de la casa, desde las
cuadras incluso. Para que te contestara Mariquita, había que darle un buen rato a la
manivela que tenía por un lateral y que hacía un ruido característico, como ruuuunnn..
ruuuunnnnnn, ruuuunnnnnn. Nosotras _ mis hermanas y yo_ nunca intentábamos
siquiera tocarlo y no recuerdo si alguna vez a mi, que era la mayor, me permitirían
subirme a la silla para contestar al teléfono. Yo lo recuerdo ahora como un “totem”
familiar.
La radio
El primer aparato receptor de radio que pude yo observar por primera vez en La Gomera,
fue en Las Canteras, casa de doña Sixta Mora, la esposa de don Lelio Novaro, hijo de
don Mario Novaro Parodi, empresario italiano, dueño de la fábrica de pescado que instaló
en aquella pequeña cala o refugio a modo de puerto. Yo era muy pequeña todavía,
tendría unos seis o siete años y fui con mi abuela a buscar sal, porque a mi abuela
aquella gente rica la apreciaban mucho, tanto fue así que don Mario fue el padrino de mi
tío Mario y mi abuela lo trataba con mucho respeto, pero con familiaridad y le decía “don
Mario, mi compadre”. Todas mis tías trabajaron en la fábrica y además mi tía Yolanda, que
era costurera, pasaba temporadas en aquella casona enorme, cosiendo para toda la
familia . Era media mañana y por la radio se escuchaba una voz femenina que
anunciaba:_Aquí, Radio El Aiún, del Sáhara _ Es un recuerdo que se me quedó impreso
para siempre en mi memoria.
Pero pasó todavía algún tiempo más hasta que tuvimos en casa un aparato de radio.
Yo acompañaba casi siempre a mi madre, a mi abuela o a mis tías, a Tecina, en
La Playa de Santiago, una vez al mes para cobrar el sueldo de mi abuelo y hacer la
compra en el economato. Y una vez mi madre compró, no recuerdo en qué tienda. un
precioso aparato de radio de color vainilla con dos trozos de madera de color oscuro a
ambos lados. A partir de entonces, nuestra monótona vida cambió radicalmente. Nos
sentimos parte integrante del resto del mundo, del cual nos llegaban a nosotros, noticias,
voces,comentarios, etc. a través de aquella caja parlante maravillosa.
Las emisoras que mejor se sintonizaban allí eran : Radio Las Palmas, Radio Atlántico, La
Voz del Aiún y un poquito Radio Juventud de Canarias, que emitía todos los días al
mediodía “el cuentito de la una”, con dedicatorias especiales para todos los niños y niñas
Decían por ejemplo,….”al niño Pepito Pérez, de sus padres, para que se
coma toda la comidita” o …”para la niña Rosita Flores, de sus hermanitos por su
cumpleaños” Por supuesto que mis hermanas y yo no nos perdíamos ese programa. Y
podíamos escuchar los cuentos infantiles como…Garbancito, El principe Valiente,
Blancanieves y los siete enanitos del bosque, etc.
Luego a las dos de la tarde era “el Parte de Noticias”, a las tres, por Radio El Aiún, “la
hora del soldado”, con discos dedicados. Después a las cinco de la tarde, por Radio
Juventud, “los discos dedicados” también, y por las noches, como a las diez de la
noche ……¡¡la Rondaaaa!!.…tiriiiiiinntirintintirinnnn, tiriririiriririrriii….laláaaaalaralalalaaa
¡¡Era muy divertida la ronda!!
Una anécdota que me ocurrió a mi con la radio: Yo solía ponerme sentadita al lado de la
mesita donde estaba la radio, a bordar los pañitos que me mandaba de tarea la maestra
de Arguayoda. Y una tarde mientras escuchaba ensimismada algo interesante, me puse
a jugar con la aguja en los agujeritos del frontal de la radio, y en una de estas……se me
fue la aguja para dentro del aparato….¡¡qué disgustooo!! Para colmo, la radio empezó a
hacer unos ruidos extraños y una de mis hermanas se lo “chivó” a mi abuelo, que muy
serio me mandó a llamar y después de hacerme el interrogatorio pertinente, me puso
el correspondiente castigo de no acercarme más por la radio durante un tiempo.
Pero la verdadera historia de la radio en la isla de La Gomera, nos llegará a todos
de la mano de una persona, que hoy en día se ha convertido en toda una autoridad
dentro de las comunicaciones radiofónicas gomeras.
Me refiero a don Jesús Simancas Megolla, natural de Playa de Santiago, desde donde
ha desarrollado siempre una gran labor social a través de sus emisoras.
Y en verdad que hoy podemos decir que:
La Historia de las comunicaciones radifónicas en La Gomera tienen nombre propio:
SITO SIMANCAS.
Es así como le conocemos todos a este gran hombre, que ha dedicado toda su vida a la
radio, y por ende a todos sus vecinos de la isla, ya que su radio ha estado siempre
disponible para asisitir en todo momento a las necesidades de la población gomera.
Sito, según me ha contado él mismo, comenzó desde jovencito con su afición a la radio y
él solo se construyó su primera radio de onda corta como radioaficionado.
Más tarde, cuando ya pertenecía a la legión de trabajadores de don Álvaro Rodríguez
López, éste le pagó estudios de radiotelegrafista en Tenerife y en Madrid para pasar a
hacerse cargo de la torre de control del pequeño helipuerto que don Álvaro hizo en el
mismo lugar donde hoy se encuentra el aeropuerto de La Gomera, para operar con su
avioneta particular.
Eso sería entre las décadas 50 y 60 del siglo pasado, que fueron los años en que
comenzamos a conocer lo que eran las transmisiones radiofónicas y los equipos
amplificadores o altavoces, que se empezaron a poner en las plazas de la isla para
amenizar los bailes populares o berbenas, conectándolos a los famosos gramófonos, “pic-
up” o tocadiscos y también con las distintas orquestas gomeras que desde entonces
comenzaron a hacerse populares en aquella isla.
El equipo de altavoces que llevó Sito durante muchos años por los pueblos de la Gomera
amenizando las fiestas, se llamaba “Radio Ritmo” .Todavía hoy conserva en uno de
sus cuartos trasteros de su casa de Tecina, los primitivos altavoces, y yo cuando me
los mostró con orgullo de haber dado tardes gloriosas de diversión a la juventud de su
época, le aconsejé que hiciera la gestiones administrativas oportunas para que el Cabildo
de La Gomera le pusiera en las mismas instalaciones del aeropuerto, un museo histórico
de la radiofonía y sus comienzos en La isla de La Gomera.
Ahí quedó la idea y yo pienso que algún día será una realidad porque merece la pena
poder recordar momentos tan entrañables y significativos para la población mayor de la
isla, a los que Sito puso música en sus fiestas, en sus enamoramientos, en sus vidas.
No obstante, en la actualidad, estamos siendo testigos de un fenómeno social radiofónico
poco común en el resto de las islas _ al menos que yo conozca_ que es protagonizado
por mi amigo Sito.
Hará como unos diez años, Sito montó una emisora de FM en unas de las instalaciones
de su propia casa, frente mismo a donde se encuentra el Hotel Tecina, y emite en las
frecuencias: 93.8 – 88.5 – 92.8 de FM ,abarcando con ellas la totalidad de las islas de La
Gomera, El Hierro y el Oeste y todo el Sur de la isla de Tenerife, hasta Granadilla.
Además también emite por internet, con lo que ha podido llegar a todas partes del mundo.
Y como los canarios somos gente emigrante, que nos hemos repartido por todo el orbe,
tenemos noticias de que la emisora de Sito Simancas se ha podido escuchar por algún
gomero en Australia, en Indonesia, en Venezuela, etc.
“LA ONDA TAGOROR” es el nombre que Sito le puso a su emisora, por su intención
de que fuera un lugar de reunión de toda la gente de buena voluntad que quiera disfrutar
comunicándose radiofónicamente con sus semejantes.
Esta pequeña emisora, construída artesanalmente por unas manos amorosas y expertas
y un intelecto autodidacta, con una gran dosis de sentimiento de cariño por su radio , la
afición de toda su vida, y por toda su gente de la Gomera, sin escatimar tampoco en la
incorporación de tecnología punta, es lo que ha dado como resultado el que Sito y su
Onda Tagoror, hoy en día sea considerado como un fenómeno social de gran magnitud
que aglutina en torno a ella, a un gran grupo humano de gente, que cada sábado a media
mañana, se comunican entre sí en un programa especial, interactivo, llamado “El
Chinchorro”.
El chinchorro, en términos marineros, es un arte de pesca que utilizando una red recoge
entre varios barcos una gran cantidad de pescado, y Sito utilizando esta metáfora, ha
pretendido que este programa también recoja una gran cantidad de amigos en una misma
red: El Chinchorro de la Onda Tagoror.
Y esta idea hoy en día se ha hecho realidad, pues somos muchísimos ya los que
pertenecemos a esta gran familia, que aún sin conocernos muchos de nosotros,
mantenemos una relación de cercanía y de amistad.
Creo que es de justicia rendirle un merecido homenaje a estas personas, que como Sito,
han trabajado de una forma altruísta y generosa en favor de la mejor calidad de vida de
los habitantes de nuestra tierra.
Y por último una anécdota: la señal de aviso de llamada entrante en el móvil personal de
mi amigo Sito Simancas, es un silbido gomero que dice: Fuiiiiuuuuu, fuiiiuuuuu,
fuiiiiiiuuuu fuiiiiiiuuuu (Sito, contesta al móvil, por favor)
Con lo cual nos daremos cuenta de que a pesar de las nuevas y modernas tecnologías,
el silbo gomero tiene todavía su hueco, su utilidad,… aunque sólo sea para grabarlo como
contestador en el móvil…pero claro, para ello habrá que saber silbar y entender lo que
nos dicen por el silbido.
Autora: M.C.M. (marcamar)