JAVIER RODRIGUEZ, historietista y premio Eisner.
El historietista Javier Rodríguez está de plena actualidad estos días por haber
recibido el premio Eisner, comparado hasta la saciedad con el Oscar del mundo
de los cómics. En cuanto trascendió la noticia han sido multitud los medios que
lógicamente quieren entrevistarlo y él accede con una amabilidad y disposición
que no suele ser muy habitual en estos casos. El autor comenzó a dedicarse de
pleno a este mundo en los años noventa en El Víbora, biblia del underground
barcelonés, y desde ahí dio un inusual salto a los superhéroes de las sagas
Marvel y DC. También ha colaborado con la revista Tentaciones de El País,
entre otras varias publicaciones como El Jueves, la única revista satírica que ha
sobrevivido a la crisis del sector. Pero ahora el grueso de su carrera tiene como
epicentro Estados Unidos donde es respetado como colorista y dibujante y la
mejor prueba de ello es el premio recién recibido por su cómic Zatanna. El
autor que visitó una de las ediciones del Salón del Cómic de Tenerife, explica
las razones que le han llevado a trabajar de forma casi exclusiva para las
grandes editoriales norteamericanas.
-Al principio fue un poco buscando una continuidad de ingresos y poder
trabajar luego aquí en cosas que fueran más personales, pero de repente cambió
todo cuando me empezaron a hacer más encargos desde Estados Unidos hasta
hoy. Y claro allí los proyectos son cada vez mejores mientras que aquí en
Europa, a partir de 2008 la situación se ha complicado bastante y tienes menos
posibilidades. Pero lo cierto es que ahora mismo estoy muy bien y trabajo con
personajes que conocía a la perfección por ser lector de este tipo de cómics
durante muchos años, desde que era pequeño.
-¿Y cómo viviste el salto desde El Víbora a trabajar con las
multinacionales americanas de los superhéroes?
-Como ya digo era lector de los cómics de superhéroes, o sea que siempre
me ha gustado este género. En un momento dado comencé a colorear cómics de
mi amigo el dibujante, Marcos Martín y eso me abrió las puertas del mercado
americano, donde poco a poco he ido haciendo una carrera como colorista. Un
día un guionista con el que trabajaba le comentó al editor algo así como que yo
era increíble con el color y que parecía imposible que pudiera narrar tanto
siendo colorista. Marcos me vendió muy bien en el mercado americano así que
al final me ofrecieron hacer las páginas de Spiderman y como la cosa funcionó
incluso dejé de lado mi carrera como colorista y me dediqué sólo a dibujar.
-Y además has trabajado tanto para Marvel como en DC.
-Estuve más años en Marvel que en ningún otro sitio pero durante la
pandemia cerraron una temporada y entonces llamé a las puertas de DC, algo
que desde hacía tiempo tenía ganas de probar porque me gustaban sus equipos y
propuestas. Y aquí sigo hasta ahora.
-Para muchos dibujantes españoles DC y Marvel significan conseguir
una estabilidad económica y laboral que es imposible de otra manera.
-Es que a ver, el que te paguen por algo creativo también puede estar
ligado a la estabilidad. Es verdad que aquí es mucho más difícil porque las
tiradas son más cortas y allí realmente hay toda una industria montada alrededor
de los cómics. También en Europa te puedes encontrar las dos grandes
industrias como son la francesa y la italiana pero si quieres vivir de esto tienes
que trabajar con una editorial que sea sólida y potente.
-Algunos se quejan de que las editoriales de superhéroes les dan poca
libertad y que todo lo que deben hacer está muy marcado. ¿Es tu caso?
-Es cierto que desde afuera se puede dar esa impresión porque claro, el
Capitán América, tiene que ser siempre el Capitán América. No hay más. Pero
cuando empiezas a trabajar con ellos y te valoran entonces comienzan a llamarte
y quieren que tú hagas también aportaciones y para eso hay que trabajar con
total libertad. No te queda otra, sin libertad la máquina no se mueve. Ese es el
motivo de por qué estas editoriales han llegado a ser tan grandes y han
sobrevivido durante tantos años, porque ha habido autores que han escrito y
dibujado en libertad, aportando siempre cosas nuevas. Cuando la gente hace ese
tipo de comentarios, yo les digo: “Mira tu propia profesión”. En cuanto te
especializas, con la experiencia aprendes hasta dónde puedes llegar y hasta
dónde no. En el caso de un periodista, por ejemplo, cuando lo contrata El País
es consciente del medio para el que trabaja y sabe que ya no es lo mismo que
hacer un fanzine o un blog personal, en los que nadie te dice nada. Aquí no se te
censura, sencillamente conoces al cliente y al editor, sabes lo que quieren y te
adaptas, te vuelves profesional. Siempre habrá un editor que te marca unas
pautas, por ejemplo, en cuanto a violencia los americanos funcionan de una
forma muy distinta a como la manejamos en Europa. Todo al final es ir
aprendiendo una serie de códigos, trabajarlos y la obligación del artista es llegar
siempre al límite, jugar con eso y abrir caminos nuevos.
-¿De qué categoría es exactamente el premio Eisner que te han
concedido porque para el público general resulta un poco complicado
comprenderlo?
-Bueno, es un premio a la guionista y a mí por nuestro trabajo en Zatanna
pero que también es extensible a todo el equipo, aunque claro, la parte más
creativa siempre recae en el guión y en el dibujo. Zatanna es una serie que
también se publica aquí pero en Estados Unidos está un poco más elaborada. La
idea es que sea un tomito que puedas leer de forma independiente para conocer
el personaje, no tienes que seguir ninguna colección, son historias que empiezan
y acaban en el mismo número, en las que te dan toda la información de cada uno
de los personajes. Va dirigido a un lector casual que no está obligado a seguir
toda la colección. Por eso el premio ha sido a la mejor serie limitada porque
suelen durar un año, así que ahora lógicamente han reconocido trabajos hechos
en 2024. Recibir este Eisner en concreto está muy bien, porque la categoría de
las series limitadas es uno de los premios más importantes.
-¿Estuviste allí para recogerlo? Creo que aquello es una especie de
circo que resulta bastante curioso.
-No, no estuve. Voy a ir a Nueva York en octubre para estar por primera
vez en el Comic Con. No soy muy amigo de este tipo de actos en los que hay
mucha gente y además ya estaba cubierta la representación de nuestro equipo
con la guionista que vive allí.
-¿Es cierto ese tópico de que los Eisner pueden ser considerados los
Óscar del mundo del cómic? ¿Cómo crees que va a afectar a tu carrera?
-Es cierto que es el galardón más distinguido que hay en el cómic y con
diferencia. No sé como me va a afectar, siempre pienso que todo esto es más
bien cosa de mercadotecnia, pero seguro que me va a venir muy bien a mí y al
libro porque vivimos en una sociedad en la que vemos películas que tienen
cinco estrellas o compramos los electrodomésticos que según nos dicen son los
mejores. Así que es un aval y si encima te lo dan en la categoría más importante
pues te ayuda mucho a la hora de hacer que ese lector o comprador elija
Zatanna porque ha sido reconocido.
-Empezaste como casi todo el mundo haciendo fanzines y en la
autoedición. ¿Te imaginas en algún momento volver a los orígenes?
-Sí me lo imagino ¿por qué no? Podría ser pero vamos no es algo que
tenga pensado a corto plazo y cuando digo corto plazo quiero decir a dos o tres
años vista que es la perspectiva máxima con la que trabajo y hasta donde ahora
mismo tengo la agenda cubierta. Lo que no quita que en algún momento dado
vuelva a ese punto porque recuerdo aquellos tiempos con mucho cariño. Lo de
los fanzines y la autoedición me gustó mucho. Claro que sí, podría hacerlo
perfectamente.
-Y en ese caso ¿tendrías ya algún proyecto en mente?
-Claro, siempre los hay. De hecho hago cómics precisamente para contar
historias, así que siempre tengo cosas dándome vueltas en la cabeza. Es como
una bolsa en la que vas metiendo los proyectos y un día sacas uno y ya está. O
de repente algo que se te ocurrió hace tiempo ves que te viene muy bien para el
cómic en el que estás trabajando.
-¿Cuál es tu mayor inspiración a la hora de crear historias?
-Sin duda tu propia vida. Cosas como que estés de vacaciones y de pronto
ves algo que te llama la atención y dices, “pues mira esto sería perfecto para
aquella escena que ya tenía en la cabeza”.
-¿Pero habitualmente lo usas para cómics de superhéroes o más bien
se te ocurren para otros, digamos, más europeos?
-Creo que sería un poco absurdo hacer cómics de superhéroes si no es
para Marvel o DC. Eso lo tengo claro, primero porque el género de superhéroes
es el único que ha sido cien por cien inventado por los cómics, todos los demás
como los costumbristas o las aventuras vienen de las novelas o el teatro Si
pusiéramos como fecha de inicio de los cómics finales del XIX, veríamos que
ya estaba todo creado pero el primer género propio que surge es el de los
superhéroes, así que existe una larga tradición. No le vería sentido inventar
superhéroes por mi cuenta porque precisamente la gracia es usar esos arquetipos
como Supermán o Spiderman. Así que de hacer algo propio sería más
costumbrista, claro.
-¿Por qué crees que a la gente le atraen tanto los superhéroes? ¿Cuál
es el origen de su enorme éxito? Es como una especie de mitología
moderna.
-Bueno moderna hasta cierto punto porque hablamos de los años treinta
del siglo XX que es donde yo sitúo el nacimiento de los superhéroes. Su origen
es la migración de un montón de personas desde Europa que venían a buscarse
la vida a Estados Unidos y que llevaban consigo toda una tradición bastante
ligada a la religión judía y su representación de lo divino.
-Está claro que son arquetipos universales.
-Sí arquetipos de la Grecia antigua, podríamos incluso llegar hasta ahí.
Todo viene del héroe fuerte que tiene superpoderes y siempre ayuda al más
débil.
-¿Te ves haciendo una novela gráfica sobre memoria histórica?
-La cuestión de la memoria histórica me interesa muchísimo, pero soy
más fan de la historia y de la memoria, por separado. Entonces me gustaría
mucho hacer algo en ese sentido. En España tenemos una cuenta pendiente
porque por mucho que se insista nuestra historia sigue coleteando
constantemente y hay mogollón de cabos sueltos. Está clara la posibilidad de
plantear lo que pudo haber pasado y dar una visión personal de lo ocurrido. Sí,
me gustaría pero claro, sólo tienes una vida y no te da para hacerlo todo.
-También se resalta mucho de ti la vinculación que mantienes con la
música. Precisamente el Salón del cómic de A Coruña que empieza en
pocos días tiene como motivo principal la relación del cómic y la música.
-Pues mira no lo sabía, lo desconocía. Me parece muy divertido.
-¿Pese al trabajo mantienes ese contacto con la música? ¿Tienes un
grupo?
-A ver yo toco la guitarra todos los días porque es una de las cosas que
más me gusta hacer, además de los cómics. Es una actividad que disfruto mucho
y con la que mejor me lo paso. Pero no tengo grupo, no me da la vida para ello.
Espero que en el futuro pueda volver a montar algo con más personas pero
ahora mismo con el trabajo y la familia lo tengo ya todo cubierto.